viernes, 16 de mayo de 2008

SÁBADO POR LA NOCHE. VERSIÓN 'R.'

La universidad me estaba volviendo autista, literalmente… recién después de tres semanas volví a los winnazos en la casa de O. y ese sábado iba a haber una fiesta que no me podía perder, el tono interuniversidades.

Apenas me enteré del susodicho fui a contárselo a F., primo de O., ‘Buena gordito – me dijo - te hiciste una… llegas en el momento preciso, la ‘uni’ me está loqueando. Hay que pasarle la voz O., estoy seguro que necesita este tono tanto o más que nosotros.’

Llamé a O. y le dije que no podía dejar de ir a esa fiesta, él dijo que ‘iba a ver’, estaba tristón, teníamos que convencerlo entre F. y yo… Pedí permiso a mis viejos ni bien los vi ese mismo día, no lo pensaron dos veces y me dieron luz verde (creo que tenía una cara de ilusionado increíble a la que no le podían negar un pedido así). Entré al Messenger y empecé a pasarle la voz a toda la gente que conocía; convencí a un par de amigos más (iba a ser EL tono, iba a ser MI tono…).

El lunes que fui a darle la plata a F., porque tenía un amigo vendiendo entradas, me dijo que ya había convencido a O. y que este ya le había dado el dinero. Luego, el mismo día, C., uno de los amigos a los que convencí, me comentó que iría con un grupo de amigas (iba a ser EL tono, iba a ser MI tono…).

Llegado el gran día, busqué a F. a las diez y media en punto. Salió con el cabello mojado por la ventana y me dijo que ya bajaba. No sabía qué hacer mientras esperaba, empecé a cruzar la pista una y otra vez, iba y venía por la vereda en frente de su casa; hasta que salió. Me preguntó por O. y le respondí que lo había llamado y estaba en camino. Pasados unos minutos, vimos a O. doblando la esquina y acercándose hacia nosotros, nos saludamos y fuimos a tomar un taxi. O. se sentó adelante; y yo, atrás con F.

Noté que O. estaba callado, algo poco común en él, y empecé a hacerle gestos a F. para que comenzara a hablar.
- Hoy es EL tono, ah…-dijo F.
- Si pes…-respondió O.- hoy te tienes que encontrar un celular, ¿no gordillo?
- Nada hue’on, hoy voy a ‘interrelacionarme’.- le dije, estaba seguro que este iba a ser MI tono.
- Ya pes gordo…-siguió F. con tono burlón- ¿a interrelacionarte con los patas como la vez pasada? estás llevando encendedor, ¿no?
- Pucha… no hue’on… hoy voy en serio… la voy a hacer… ya verán – no me creían, iba a ser MI tono-… ¿y tú O? ¿También la haces? – agregué, pero obviamente no le gustó la pregunta y bueno, no me respondió.

Llegamos al lugar, el ambiente era increíble, la música era buenaza, a cada paso que dábamos nos cruzábamos con una o dos chicas que parecían modelos. Estaba empiladazo. F. sugirió que fuésemos a tomar un poco de whisky y eso hicimos. Ya con los vasos en las manos nos acercamos a la pista de baile y me encontré con unos amigos del colegio que me jalaron a su lado.

C. y J. estaban con tres chicas muy bonitas, me las presentaron y dijeron para salir a bailar. Una de ellas me tomó de la mano y me jaló en dirección al tumulto de gente que estaba bailando. En el camino nos cruzamos con F. y O., me acerqué a ellos y le dejé al último mis cigarros y mi encendedor mientras le decía al oído ‘guárdamelos porque voy a bailar pegadito’.

Estábamos en medio de la multitud y se sentía en el calor. Desde el principio se cumplió lo que vaticinaba: el reggaeton nos empujó a bailar pegadito. Empecé una conversación normal, con chistes ‘tontos’, con risas fingidas; pero inteligente a pesar de todo. Sentía que esto no quedaría sólo en el baile pegadito, ella era un encanto, sonreía a cada palabra que decía, me dio el número de su celular, me dijo que estudiaba Administración y que una de las del grupo en el que estaba era su hermana. Bailamos varias canciones hasta que el grupo decidió salirse del tumulto, ella me llevó de la mano. F. me había estado esperando afuera de la pista y a penas pasé a su costado me jaló hacia él. Le presenté a mi acompañante (N.) y me dijo que O. se había ido del tono, que creía que se había quitado a Barranco para encontrarse con A…. C. y J., cada uno con una chica, me llamaron desde el stand de cervezas. Le dije a N. para acercarnos, pero F. le pidió su celular para hacer una llamada, seguramente a O., y dijo que me alcanzaba.

Fui solo donde los demás, conversamos un buen rato y N. no se acercaba. C. y J. volvieron a la pista con ‘sus chicas’ y yo me quedé tomando a un lado del stand. N. seguía sin aparecerse. Me senté en el grass, con el vaso de cerveza en una mano y la mente vacía. Pasó lo que no esperaba que ocurriese. S., la dueña de mis últimos desvaríos, se acercó al stand. Me puse a observarla, estaba lindísima, llevaba un vestido fucsia; su cabello, ondulado y castaño, brillaba y parecía más claro de lo normal; sus ojos se iluminaban con las luces del lugar; y sus labios le decían a todos que eran de miel, como siempre. Se dio cuenta de que la estaba viendo y yo, lejos de disimular, me quedé mirándola. Se acercó y me saludó sonriente, diciendo el diminutivo de mi nombre. Se sentó a mi costado y comenzamos a hablar.
-¿Y con quienes has venido?- le pregunté.
- Con tres amigas y el chico que me gusta...- no se imaginan cómo me dolió eso.- pero es un imbécil…- no saben cómo me reanimó esto.- es un verdadero idiota, no sé cómo me gusta… bueno, me gustaba…- la adoré.- No quiero volver por un rato, ¿me puedo quedar acá un toque?
- Sí, claro.- le respondí, cuando en verdad quise decirle ‘¿te puedes quedar por toda la noche?’.

Hablamos acerca de las clases de la universidad, nos burlábamos de algunos profesores y alabábamos a otros. Sin darnos cuenta, eran casi la una, habíamos estado conversando cerca de una hora. Le propuse ir a bailar y, sonriendo como siempre, aceptó la propuesta. En el trayecto a la pista de baile me crucé con N. que me dijo algo acerca de F. que no llegué a entender del todo. S. y yo empezamos a bailar al borde de la multitud, pero, con el pasar del tiempo y las palabras, nos fuimos adentrando más entre la gente.

- Ay R. ¿por qué eres tan lindo?
Me preguntó esto cuando en el aire sonaba una canción lenta y romántica. Había pasado sus brazos alrededor de mi cuello y se recostó sobre mí. Por unos segundos no dije una palabra, pero luego de esto, acerqué una mejilla a su cabello y, bajito y al oído, le dije: ‘Porque te quiero S., porque eres linda y no sé ser de otra forma contigo.’ Levantó la cabeza, me miró a los ojos y, cuando estuve seguro de que la había cagado, se fue acercando lentamente. Nos besamos y sentí que no había nadie más en esa pista de baile.

La noche pasó entre comentarios graciosos, besos, declaraciones y un romanticismo mío que desconocíamos los dos. Eran las cuatro y me dijo que la acompañe a la puerta, que su mamá había llegado a recogerla. Fuimos hacia la entrada cogidos de las manos, al estar cerca, nos despedimos con un beso y me dijo, no sin sonreír: ‘Nos vemos el lunes.’ Antes de cruzar la puerta, giró, me sonrió y volvió a despedirse con la mano. Cuando ya se había marchado, partí en busca de F.

Estuve unos minutos buscándolo y me llegó un mensaje suyo al celular, el cual decía: ‘disqlpa gordo, tuve que safar rapido’. Salí del local en busca de un taxi, me demoré en encontrar uno porque había mucha gente en la misma odisea que yo. Mientras seguía esperando, me llegó otro mensaje de F.: ‘5!!’…

domingo, 27 de abril de 2008

SÁBADO POR LA NOCHE

Estaba muy cabizbajo a pesar que me había prometido no estarlo (no sé cómo diablos se me ocurrió que estaría bien aunque A. me dijera que ‘esperemos’), pero no estaba en mis planes seguir pensando en eso. El sábado de esa misma semana iba a haber una fiesta interuniversidades, y F. y R., que se habían percatado de mi fantasmal estado, me convencieron para ir; además ella también iba a salir, iba a ir a una discoteca barranquina con sus amigas.

El sábado llegué de la universidad a las ocho de la noche; me bañé escuchando unas canciones de Fito Páez; me puse un polo verde (como siempre), un jean cualquiera y mis zapatillas con pega-pega; y partí en dirección a Puerto. En la cuadra me encontré con F. y R.; R. estaba entusiasmadísimo, no dejaba de moverse como si fuese un niño hiperactivo. Tomamos un taxi, yo me senté adelante; y ellos dos, atrás. F. notó que estaba callado, así que empezó la conversación:
- Hoy es EL tono, ah…
- Si pes… hoy te tienes que encontrar un celular, ¿no gordillo? (refiriéndome a R.)
- Nada hue’on, hoy voy a ‘interrelacionarme’.- respondió R. con un tono de voz muy chistoso.
- Ya pes gordo…-dijo F. con tono burlón- ¿a interrelacionarte con los patas como la vez pasada? estás llevando encendedor, ¿no?
- Pucha… no hue’on… hoy voy en serio… la voy a hacer… ya verán… ¿y tú O.? ¿También la haces?
No le respondí.

Llegamos al tono y lo primero que hicimos fue pedirnos un poco de whisky. Los tres nos acercamos a la pista de baile y empezamos a ver, ya había bastante gente; habíamos decidido no ir muy temprano para ‘agarrar el tono en su punto’. A R. lo llamaron unos amigos suyos, y al rato, se nos acercó con una chica de la mano. Me dio sus cigarros y su encendedor y me pidió que se los guarde porque iba a ‘bailar pegadito’. Yo guardé todo.

Cuando R. se alejó, F. me puso un brazo sobre los hombros y me dijo ‘ya pes primo… vamos a rondear’. Encontramos a dos tipas muy bonitas por ahí y las sacamos a bailar. La chica con la que estaba parecía ‘muy feliz’ y comenzó a hablarme. No habían pasado ni cinco minutos y ya estábamos ‘bailando pegadito’, y unos segundos después, me besó (o bueno… nos besamos). El beso fue corto, yo fui el que lo hizo corto, me separé y ella me lanzó una mirada verdaderamente sexy. Entonces pensé, por un momento, y salí del lugar lo más rápido que pude, me pareció oír a F. preguntándome a dónde iba. Ya fuera del local, tomé un taxi de inmediato, ‘a Barranco señor… a Barranco, pasando Metro…’

Estuvimos en Barranco en 25 minutos. Me bajé del carro, le pagué de inmediato al señor y me quedé parado en frente del local en el que ella debía estar. Fue en ese instante que me di cuenta de algo, no tenía dinero para entrar al lugar y tampoco tenía saldo como para llamarla. Me sentí tonto, realmente tonto, completamente tonto, absolutamente tonto… supongo que eso pasa cuando ‘le haces caso a tus instintos’ ¿no?

Giré hacia la izquierda y me encaminé a la placita. Me senté en una banca y empecé a mirar la iglesia, las demás bancas, Pazos…

Me acordé que tenía los cigarros y el encendedor de R., pero ¿qué podía hacer? Yo no fumo… Saqué la cajetilla de mi bolsillo, escogí uno, me lo coloqué entre los labios y lo prendí. Di una sola bocanada y dejé que el cigarro se consumiera solo. Miré el cielo por un minuto. Cuando volví la mirada al suelo vi que una chica muy linda se había sentado en una banca al frente y me estaba observando muy alegre, como si yo le diera risa. Me parecía conocida…

lunes, 21 de abril de 2008

A OSCURAS... DA GANAS

de escribir...

En medio de la más oscura noche ¿el Sol querrá salir? Es lunes otra vez sobre la ciudad, pero este lunes se diferencia de los demás en muchas cosas. Me tuve que despertar cinco minutos más temprano que de costumbre (por más que suene tonto, suena igual que cuando pedimos ‘cinco minutitos más’); tuve que tomar una ruta diferente porque esta vez mi papá no me iba a ‘jalar hasta Angamos’; tuve que comprarme, por primera vez en cuatro semanas, algo de desayuno en la universidad; me di cuenta, confirme, que TENGO QUE ser periodista; hubo apagón; caí en la cuenta de que viejo regresa recién el miércoles; la luna llena visitó, por cuarto día consecutivo, mi ventana; la luz regresó justo cuando terminé de cenar y cuando me disponía a empezar a escribir; y sigo en tratos con la paciencia…

Lunes otra vez,
sobre la ciudad,
la gente que ves
vive en soledad.


Lunes otra vez
Sui Generis - Confesiones de invierno (1973)

jueves, 3 de abril de 2008

OTRO JUEVES COBARDE

Empecé la universidad faltando a mi primera clase, 'conversando con Martín Romaña’ y escribiendo bajo la sombra de un muro rojo. El sol quemaba, pero yo estaba a salvo (gracias Muro Rojo).

He estado algún tiempo sin publicar cosas nuevas en mis dos blogs, a pesar de sentir que tenía mucho que decir, mucho de qué hablar. Pasa que, además de estos dos, tengo 'otra clase de blogs', uno de los cuales está en Sao Paulo (y no necesariamente en Brasil).
Gracias Lu…



Y hoy me quedo mudo para oír
lo que nunca te supe decir.
No perfumes tanto la verdad,
que si ando muerto es de tanto resucitar.

Otro jueves cobarde
Los caballeros de la quema (Joaquín Sabina) – Fulanos de nadie (2001)

martes, 25 de marzo de 2008

CASI COMO CUALQUIERA...

Hoy me puse camisa, casi como un adulto.
Me puse un pantalón beige, casi como un adulto.
Me puse zapatos de cuero, casi como un adulto.
Me puse una correa de cuero, casi como un adulto.
Me fui a una ‘entrevista de trabajo’, casi como un adulto.
Hoy hablé con mi futuro ‘jefe’, casi como un adulto.
Regresé de Miraflores solo, casi como un adulto.
En el camino, una chica me vio y me sonrío y yo le devolví la mirada y la sonrisa, casi como un adulto.
Llegando a mi casa, caminé erguido y sacando pecho, casi como un adulto…
Hasta que la vi de la mano de él,
Y me sentí tonto y enamoradizo, casi como un niño.

Ya en mi casa, en el messenger, me encontré con la que me salva, y me hizo volver a sentirme como el joven que soy, con el niño y el adulto conversando por dentro, confundidos… así todo se facilita, un poco, pero se facilita…

Gracias damita…

lunes, 24 de marzo de 2008

LA RECOMPENSA

Había estado prácticamente ocho meses sin ir a alguna discoteca (por complicaciones de mi asma), así que el dieciocho de enero, una semana después de que me dieran ‘luz verde’, fui con unos amigos a Barranco. El regreso no fue el que esperaba, por lo que decidí volver al mismo lugar en unos días.
Fui de nuevo, con mis primos, unas semanas mas tarde. El tono estaba bueno, iba y venía de VIP, el whisky ya estaba debajo del pelo; estuve casi todo el rato con ellos, hasta que de pronto me vi solo. El menor estaba con una rubia en el estrado y el mayor, ‘rondeando’ con unos patas suyos. Yo estaba a un lado, mirando a las personas en la pista, fue entonces que la vi. Me acerqué, le dije algo y nos pusimos a bailar. Ella era alegre, linda y divertidísima; sin saber cómo, íbamos de un lado al otro entre la gente, conversábamos de cualquier cosa, sonreíamos, yo mencionaba que ‘ese era mi primo’ y que ‘aquel también’ y ella me decía ‘con cuántos primos has venido?’ y volvíamos a sonreír. La noche fue excelente, la pasé muy bien con ella. Durante un tiempo nos seguimos hablando, pero solo por messenger. Un mes después, sabíamos que nos volveríamos a ver, debido a que, en la misma discoteca en que nos conocimos, habría la presentación de un ‘gran artista’ (Tongo). Ella me consiguió una entrada en pre-venta y me pidió una recompensa a cambio. Yo, debido a mi mal juicio, me imaginé que sería una recompensa de las que se dan en las fiestas y nos cuestan nada (ojala me entiendan), y estaba muy equivocado. Estábamos bailando al costado de la pista, porque ésta estaba repleta (mucha gente había ido para ver al ‘ahijado de Bayly’), cuando se refirió a la ‘recompensa’. Quería el CD de un grupo punk. El favor no había sido ‘tan grande’, la diferencia entre las entradas era de cinco soles, así que me rehusé a comprar el disco, no en ese mismo instante, sino mas tarde.
Luego de unos días me di cuenta que me había portado como un idiota, que pude tomarme la molestia de interpretar el CD como un recuerdo más que como una recompensa, supongo que ahora, cada vez que no ve ese CD, no se acuerda de mí. Espero que llegue a leer esto, porque ya no hablamos mucho.



Ay! Rocío, caviar de Riofrío,
sola entre el gentío,
tortolica en celo,
como un grano de anís,
un weekend en París,
un deshielo.


Ay, Rocío
Joaquín Sabina - Alivio de luto (2005)

viernes, 21 de marzo de 2008

POR LA OTRA VEREDA

Mi primer blog, 'Cuartetos y Cametas', quedó muy atrapado en eso ( en los cuartetos y las 'cametas' ); por esa razón me creo éste, espero que sea distinto, mas libre, que camine por la otra vereda...